RECUERDOS DE LA PLAZA CASTELLI
Después de más de setenta años he vuelto a recorrer la plaza de mi infancia, para recordar historias de mi querido Belgrano R. Dicha plaza fue creada en el año 1894 en un lugar llamado Circo de las Carreras, popularmente conocida en sus comienzos como "Plaza de los suspiros”, por los románticos encuentros que allí tenían lugar.
Pegada a las vías del ferrocarril, está la Plaza Castelli donde mi madre nos llevaba a jugar. Ingresábamos por las calles Echeverría y Conde, frente a la entonces farmacia y nos sentábamos bajo la arboleda, en los amplios bancos de madera verde. Se olía el aroma de pasto fresco y del follaje, con variedad de pinos, araucarias, palmeras y tipas.
Aún me parece ver a mi hermana en su cochecito de bebé y yo con la orden materna de no permitir que la tocaran, los que se acercaban. Por eso con veinte meses de edad yo empujaba con energía a quien osara querer acariciarla.
Yendo por los caminos internos, al fondo de la plaza, había un bebedero para niños y pegada a las vías hacia la estación, "La Maternidad", una gran estatua de bronce, del escultor Pedro Tenti, donde solíamos trepar y nos acurrucábamos en sus gruesos brazos. Sí, era una madre bastante robusta y fría que sostenía a un niño, pero lo que más nos interesaba era el patio de juegos, ubicado en un sector céntrico, con piso de arena. Tenía un tobogán, dos o tres sube y bajas y hamacas, donde competíamos a ver quién se columpiaba más alto. Mi hermana y yo disfrutábamos de dichos juegos mientras nuestra madre, sentada sobre el banco que daba hacia la esquina por la que ingresábamos, nos observaba mientras conversaba con alguna vecina.
En una foto familiar, sacada un par de años después, yo sostengo una pelota de goma mientras estoy sentada y mi hermana, de unos tres años, está de pie frente a un tronco de araucaria que aún existe. Esta fotografía fue sacada por nuestra madre.
Periódicamente pasaba un tren, que con su sonido interrumpía el ambiente plagado de voces infantiles. Los caminos internos eran de polvo de ladrillo. Hoy veo con tristeza que los han cubierto de cemento. Éramos pocos chicos ya que no existían las torres o los conventillos actuales, que hacen que la plaza esté poblada de muchísimos niños.
Recuerdo que uno de los pocos perros que transitaban por la plaza se acercó un día a mi hermana y huyó aullando. Es que mi hermana y huyó aullando. Es que mi hermana lo había mordido, para que el perro no la mordiera a ella. Sí, mi madre le había dicho que se cuidara de los perros extraños, pues la podían morder y ella tomó la iniciativa. Hoy la plaza ha sido parcialmente modificada, adaptada a la vida actual, pero al recorrerla hace unos días, solo pude decir que "todo tiempo pasado fue mejor".
hermana lo había mordido, para que el perro no la mordiera a ella. Sí, mi madre le había dicho que se cuidara de los perros extraños, pues la podían morder y ella tomó la iniciativa.
Hoy la plaza ha sido parcialmente modificada, adaptada a la vida actual, pero al recorrerla hace unos días, solo pude decir que "todo tiempo pasado fue mejor".